Sus
pies, rozaban con premura los hilos de su cuerda,
manteniendo
el equilibrio a pesar de las tormentas.
Sus brazos,
planeaban con sigilo las ráfagas de su
existencia
sosteniendo
la armonía a pesar de las turbulencias.
Y
sus ojos, esos ojos, guardaban en silencio,
las experiencias
que llevaba a cuestas.