Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés

martes, 28 de junio de 2011

Pequeña ilusión dibujada.



Quiero escaparme contigo
a ese lugar que tanto describimos.
Quiero que me hables de tu mundo
para perderme un rato entre tus sentidos.
Quiero intercambiar palabras antes
de sentir que me has vencido.
Quiero descifrarte lo que pueda
para alimentar el deseo consentido.
Quiero abrazarte y olerte,
creando enigmas escondidos.
Quiero tocarte y conocerte,
para que aumente lo desconocido.
Quiero destruir la distancia y
poder un dia viajar contigo dormidos.
Quiero que hagamos de la confianza
nuestro camino.







Pre - Juicio.





El prejuicio es un bicho que vive constantemente con nosotros. ¿No creéis?

Observemos como la RAE define este concepto:

 prejuicio.

1. m. Acción y efecto de prejuzgar.

2. m. Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal. 



Y bien, teniendo en cuenta que el hecho de prejuzgar es emitir un juicio de las cosas antes del tiempo oportuno, o sin tener de ellas conocimiento seguro, parece que podemos comprender todo un poco mejor.




¿Quién a día de hoy no tiene prejuicios? Me parecería una postura demasiado valiente y con gran alteza para quien pudiese afirmarlo con rotundidad.


¿Quién de nosotros cuando nos enfrentamos a una situación nueva, no recoge datos sobre esa situación en función de lo que se va encontrando? Todos. Amigos ya sea de forma consciente como inconsciente me temo que todos lo hacemos, y digo me temo, porque a veces es mejor no hacerlo ;) como cuando nos tocan la fibra emocional.



¿Cuántos de nosotros hemos ido al mismo lugar, comprado un cd o hemos conocido a Cristina la amiga de Pedro y hemos tenido experiencias totalmente diferentes? 


Pues bien, en mi opinión, tenemos un archivo en nuestro cerebro,  donde toda esta información se va guardando poco a poco, para que la próxima vez que nos encontremos con esa situación o vayamos al centro comercial a comprarnos un nuevo cd de ese grupo o nos presenten a otra amiga de Pedro, recabemos en nuestros archivos para no tener que enfrentarnos a lo desconocido. Así, podemos decir que utilizamos un análisis trascendente, en el cual no siempre nuestros pejuicios van a ir ligados a la certeza, sino que debemos tener en cuenta que muchos de nuestros archivos pueden ser erroneos. Más bien, de que existe ese pequeño handicap que realiza sus travesuras en un momento u otro.


Por lo tanto,los prejuicios los necesitamos para sobrevivir; pues algunos más que otros, tenemos miedos que nos obstaculizan nuestro enfrentamiento con lo nuevo, lo desconocido, ya sea de forma intensa o leve.


Los seres humanos no podemos enfrentarnos constantemente a aquello que no conocemos ya que resulta muy estresante, a la par que egodistónico, por eso, de vez en cuando, echamos mano de los prejuicios para evitar las sobrecargas y no saturarnos.


No obstante, no me refiero aquí a los prejuicios raciales, sino a aquellos que nos surgen ante las situaciones cotidianas, a cualquier edad, como un mecanismo para la supervivencia. Los prejuicios raciales son un acto de discriminación fundamentado en la ignorancia. Todos somos personas y no atendemos a colores, países o lengua, tú como yo, tenemos sentimientos, emociones y miedos que dibujan nuestra esencia.
















Soñar despierta.



A veces, cierro los ojos y juego
con un viaje hacia otro mundo.
Resulta agradable porque el espacio
ha perdido todo su encanto,
y el tiempo es una variable
sinsentido innecesaria.

Mientras permanezco ahí
soy libre de pensar y hacer 
aquello cuanto se me antoje.
No existen limitaciones ni límites,
ni siquiera juicios sobre actitudes.
Solo me acompaña una melodía
acorde a lo acontecido,
haciéndome disfrutar  al máximo
sobre lo que en la realidad,
es invisible a nuestros ojos.


lunes, 20 de junio de 2011

Vos.



Desnudaste la forma,
dando equilibrio a mi espíritu.
Creaste la tentación,
para romper mis miedos mas internos.
Recorriste mis perfiles,
desestructurando mis deseos.
Incrementaste mi placer,
con tus palabras y sueños.
Te ganaste a mis ganas,
que un día perdieron tu encuentro.




Cuando no conseguí tenerte.



Afiance mi sino a la curvatura
inestable de tu corazón,
que ardía a fuego lento
a ritmo de tu sinrazón.


Elegí hilvanar mis sentimientos,
para construir un todo completo.


Embarque hacia el viaje
de lo desconocido,
con la intención de hacerme
un hueco en tu camino.

Deje el mando a la locura incoherente,
tan precipitada como siempre.

Clave mis sentimientos
a golpe de amor.
Ate sin remedio mi alma
a tu corazón.

Pero tú, libertino desenfrenado,
acabaste por despreciarlo.

domingo, 19 de junio de 2011

Notas I



Amar la vibración que nos hace sentir
nuestra original banda sonora.

Comprensión de lo efímero.

Observar la conducta y el fluir
elocuente de aquello que nos rodea.

Elección sinsentido.

Compartir opiniones inconexas
que tanto nos hacen disfrutar.

Dualidad sensacional.

Matar a nuestro alter ego 
cuando salga a la caza de la superioridad.

Actuación intencional.

Escuchar y oler la vida.

Asumir la relativa verdad.




.

domingo, 12 de junio de 2011

Conocerte.



Como el frenesí más espeluznante,
fue la ingesta de tu sustancia.
Liberándome de esta apatía,
que día a día alargaba su estancia.

La euforia crispante rompía la estructura 
como un proceso a brotes, 
definiendo la inexactitud de la curvatura.

Y tú, prescindible anteriormente,
te convertiste en una pieza esencial,
capaz de adherir a mi cuerpo
una constante necesidad.




Escondido


Desperté de mi atmosfera delirante, donde me había perdido desde hacía tiempo.

Abrí los ojos atrofiados en el pasado por la ingenua actividad del ver sin el mirar.

Amanecí de mi letargo inducido del conformismo, provocado por la realidad, como si una fuga disociativa fuese la causante de todo ese tiempo perdido.

Y me encontré, a mí misma, justo en la línea divisoria, al filo de la navaja afilada y cortante, lista para hacerte sangrar si descuidas tus entresijos.

Víctima de esa alucinógena vida que nos empeñamos en crear varados por la perceción de unos límites cerrados, convexos, sin posibilidad de moldear.

Me había perdido en un laborioso autoengaño con la capacidad de tintar todo aquello que acontecía ante mi, repleto de trampas y enigmas seductores , mantenidos por las estructuras irracionales que todos poseemos.

Y ahora, tendría que volver a escudriñar todo lo que di por perdido.

Había vivido dormida por la necesidad de alejar el sufrimiento.