Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés

domingo, 12 de junio de 2011

Escondido


Desperté de mi atmosfera delirante, donde me había perdido desde hacía tiempo.

Abrí los ojos atrofiados en el pasado por la ingenua actividad del ver sin el mirar.

Amanecí de mi letargo inducido del conformismo, provocado por la realidad, como si una fuga disociativa fuese la causante de todo ese tiempo perdido.

Y me encontré, a mí misma, justo en la línea divisoria, al filo de la navaja afilada y cortante, lista para hacerte sangrar si descuidas tus entresijos.

Víctima de esa alucinógena vida que nos empeñamos en crear varados por la perceción de unos límites cerrados, convexos, sin posibilidad de moldear.

Me había perdido en un laborioso autoengaño con la capacidad de tintar todo aquello que acontecía ante mi, repleto de trampas y enigmas seductores , mantenidos por las estructuras irracionales que todos poseemos.

Y ahora, tendría que volver a escudriñar todo lo que di por perdido.

Había vivido dormida por la necesidad de alejar el sufrimiento.

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