Incertidumbre de lo imaginado.

El paso del tiempo va ganando la batalla a la magia del momento.

Es curioso como todo vuelve a la constante normalizada,
a aquello que no temíamos pero tampoco echabamos de menos;
aquello ante lo que por un instante nos sentíamos inmunizados
porque estabamos envueltos en lo ideal de nuestro pensamiento.
Una vez más habíamos creado la utopía de los sueños,
que perdía toda su estructura a través del paso del tiempo...

Y ¡qué tiempo!, ...

Las analogías que parecían tan distantes,
iban cobrando semejanza con cada movimiento,
no es tan fácil encontrar algo nuevo.
Sí, es cierto, la igualdad no existe,
pero sí la semejanza con diferentes destellos,
y mientras, como si admirásemos la pérdida de tiempo,
observamos, fríos en nuestros impulsos y movimientos,
porque claro, el temor al error
puede más que el ligero sufrimiento.

Y esperamos, para ver si existe la posibilidad del cambio,
o el convencimiento de que quizas nos hemos equivocado.