Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés

miércoles, 16 de febrero de 2011

Deambulando.



Casi nunca liberamos nuestro pensamiento para percibir desde otros ángulos los diferentes fenómenos sociales, nos hemos convertido en máquinas automatizadas de sentimientos, pues rara vez reaccionamos de forma distinta a las situaciones que consideramos tensas o angustiosas.
Somos uno más, víctimas del moldeamiento ejercido por el sistema hacia la sociedad, el que a veces ejerce un magnetismo impresionante.

Dice Augusto Cury, “Hay muchas hienas y buitres en la sociedad. No esperéis mucho de los grandes animales. De ellos, esperad, sí, incomprensión, rechazo, calumnias, y necesidad enfermiza de poder “¡y qué razón lleva!... parece que quieren desprogramarnos, instalando en nosotros su propio sistema operativo.

Se nos olvida que los grandes objetivos se conquistan en la insignificancia de la que parte nuestro yo más genuino, que los grandes actos se realizan desde la pequeñez de nuestras intenciones. Dejamos que invadan nuestra mente, no creamos, nos conformamos, nos frustramos, nos deprimimos, o simplemente dejamos que pase de largo la vida.

Y es curioso, mostramos más miedo hacia todo poder externo que al de nuestros propios pensamientos, fuente de nuestra propia esencia, los cuales gozan de una mayor capacidad para destruirnos.
Se nos olvida que el dolor no es el que nos transforma sino el uso inteligente que hacemos de ese dolor con el paso de los días.

¿Dónde ha quedado la imaginación de las personas?¿Qué hay de nuestra identidad? ¿Sabemos realmente quienes somos? ¿O simplemente nos identificamos a través de un nombre, dos apellidos y nuestro puesto de trabajo?¿Y nuestra propia esencia donde está?

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