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domingo, 27 de marzo de 2011

Acoso moral.





Sonó un disparo, suicido su pensamiento, víctima del sufrimiento de antaño.




La influencia que había ejercido en ella se convirtió en algo desolador, desestabilizante a cada segundo,
como la picadura letal de una serpiente que a priori te seduce de la forma más inteligente.

En su primer encuentro con él, la atrajo irresistiblemente, escondiendo bajo su sombra la realidad,
operando por sorpresa, utilizando el secreto como su arma más potencial.

Ella fue transformándose en un espectro de su libertad, inconscientemente, víctima de un timo moral,
confusión de una fuerte dominancia instaurada de manera radical.

Sinuosamente reptaba en lo paradojico del miedo con tendencia a delirar.

A mordiscos la arrancó su independencia en actos de discrimación arrabal.
Ella tan solo era un alter ego, la presa de su agresor, bajo su autoridad.

La estrategia perversa la sometía con nebulosidad, como la serpiente hacia su presa, la tenía que poder controlar.Su víctima ya no era ella, sino un objeto incapaz de actuar, en eso la había convertido a golpe de superioridad.

Servía al poder destructivo, neutralizando el deseo, anulando su especifidad.

Victima de la tensión inquietante, observaba como los demás no captaban el abuso de su integridad, se perdio en la indefensión, su reactancia dejo de participar.
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1 comentario:

  1. pobre mujer ,esclava de su inseguridad.pensar que es muy real,lamentablemente,muy bueno, y muy duro
    saludos

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