Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés

martes, 12 de octubre de 2010

De forma indirecta, pero sí intencionada...



Es curioso lo que puede dar de sí un juego de palabras o la interpretación de un silencio acompañado de algún gesto milimétrico en el rostro, que lo convierta en un millón de significados con tantas tonalidades como colores percibimos en un pequeño arco iris.
A mí hace algún tiempo también me gusta interpretar los silencios, porque a veces podemos transmitir más con ellos. Lo mismo me pasa con los juegos de palabras, creamos laberintos, enigmas, establecemos unas reglas de transmitir e interpretar, donde le damos al otro la total libertad para que elabore sus propias conclusiones o le inducimos paradójicamente, a las nuestras.
Claro que también hay silencios incómodos, relaciones de palabras no tan bien estructuradas, silencios que agradecemos, palabras que desatan un vendaval de sensaciones, y por supuesto, el mejor decorativo que pueden tener ambas, la sonrisa, o incluso, la mirada.
Silencios que establecen relación con una mirada capaz de transmitir una espiral de pensamientos con su origen en un sentimiento, creo que son los que más me gustan. Aunque me niego a decir que no me atraigan los demás, porque aunque sean incómodos, a veces, nos ayudan a caminar entre las conversaciones y nuestras acciones.
Juegos de palabras relacionados con intenciones directas pero bien disimuladas entre las asociaciones vocal consonante, también son dignos de admirar, sobre todo cuando nos intentan transmitir algún deseo difuminado en dosis de timidez y rebeldía.
Es intrigante todo lo que podemos comunicar de forma indirecta, pero sí intencionada.
Siempre he preferido que me hagan entender sin decírmelo directamente, es más bonito, es como un juego de seguridad-inseguridad, un mínimo riesgo que acentúa nuestras ganas de saber más; atamos cabos, avanzamos, retrocedemos, pero cuando conseguimos saber exactamente lo que nos querían decir, obtenemos un obsequio, nada comparable al dinero, o un objeto, sino a la satisfacción de haberlo logrado por nosotros mismos, resolver el enigma con unas cuantas pistas y el empujón primerizo.

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