Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés

miércoles, 16 de marzo de 2011

Invisible.



Sorprendentemente al abrir los ojos, me encontré en un lugar nuevo. Era extraño, porque a mi alrededor no había nada pero sentía todo.

Abrí los ojos de la emoción y el sentimiento a la percepción de lo intangible.

Como en un escenario cambiante podía percibir el fluir constante que dibujaban las sensaciones  carentes de toda imagen.

Pude captar el sabor melancólico del intento de un olvido amarrado con fuerzas, como si se tratase de una cadena perpetua. En unos segundos, me invadió la obsesión rumiadora similar al caminante en el itinerario del tiempo perdido.

Los silencios inteligentes, guardianes de impresiones elegantes, me cautivaron, porque fueron capaces de inducirme al juego del carnaval de identidades en el que todos nos encontramos inmersos.

Tal vez, la mentira escondida en la guarida del silencio, me ayudara a comprender  como las palabras son encarceladas porque se tiñen del temor al sufrimiento.

Y la sensación de las entrañas fruto del poderoso sexo me explicase como los pensamientos se alimentan de instintos para hacer surgir a su parte más salvaje perdida en los secretos.


Mientras el tiempo pasaba, conocí mejor la espera inquietante a golpe de aguja de cada minutero.


A menudo, lo invisible, genera una atracción hacia mi curiosidad, dirigida a aquello que no palpamos, lo imperceptible para el ojo humano.


"Solo vemos lo que queremos ver, cuando estamos preparados para verlo" ;)

2 comentarios:

  1. lo oculto siempre genera curiosidad,queres saber que hay detras de ese muro,y es cierto vemos lo que quremos
    besos

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