Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés

viernes, 27 de mayo de 2011

Silencio errante.



A veces, me aterra la multitud por sus creencias irracionales.
Prefiero la compañía del silencio atenuado para
tranquilizar la incertidumbre en la que
me envuelven mis pensamientos.

Los gritos callados son los que más preocupación me atañen,
porque al esconderse,
guardan el sufrimiento de todo un cúmulo
de acontecimientos estresantes.

Una mirada perdida me incrementa la duda
sobre en que pasaje perdido se encuentra fijada.

Las palabras átonas, sin golpe de fuerza,
reflejan el poco entusiasmo ante el devenir enmascarado.

Pero, ¿Y el interrogante?
¿Que haría sin la curiosidad preponderante?
sin ellas ni siquiera podría escribir,
sobre lo que en mí nace.

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